Los “casi algo”

Cuando lo que no fue, duele más que lo que sí…

¿Por qué duele más un casi algo?
Muchas nos hemos identificado con ese dolor inexplicable por alguien que no fue nada, pero que nos deja el corazón quebrado o, a veces, solo la cabeza llena de dudas.

Hay historias que nunca llegaron a ser, pero nos marcaron igual. Vínculos que no tuvieron nombre, ni promesas… pero sí dejaron huella. Los casi algo llegan de forma intensa, confusa, rápida. No son novios, no son parejas, pero tampoco son nada. Y ahí está la raíz del dolor: lo incierto, lo que se queda en el aire.

Hay miradas que lo dicen todo, conversaciones que parecen no tener fin, momentos en los que sientes que esa persona te entiende, que son tan parecidos, que te sientes cómoda. Esos momentos que te hacen creer que esta vez sí, que esta vez va en serio.

Es fácil dejarse llevar por esa fantasía. Tu mente pone en un plano exagerado lo poco que esa persona hace por ti. Te emocionas por un “buenos días” o por un “mi amor”, magnificas incluso los gestos más pequeños.

Te prepara el desayuno, te pasa a recoger o te lleva a cenar, y automáticamente te imaginas toda una vida con él. Te ves con esa persona construyendo un futuro, sin darte cuenta de que lo que esa persona te da es solo lo que por naturaleza ofrece, sin la intención de comprometerse de verdad.

Es en ese espacio donde se mezclan tus sueños con la realidad. Pero, al final, es solo una fantasía, una historia que construyes en tu cabeza, donde todo parece perfecto, pero es solo eso: una película romántica que no tiene lugar en el mundo real con buenos momentos y sexo.

Lo peor llega cuando esa persona se va, y no solo duele la ausencia de ella, sino también todo lo que imaginaste. Pensamos que, si hubiera durado más, habría sido perfecto, pero no todo lo que parece especial está hecho para quedarse.

Te aferras a lo que nunca fue, a lo que tu mente construyó, pero la realidad es que esa persona no está lista. Y no tiene que ver contigo. No estás mal, no tienes nada malo. Eres suficiente.

Lo más doloroso es que muchas veces pasamos años esperando que esa persona esté “lista”, creyendo que algún día cambiará. Pero, si es tu caso, princesa, sal de ahí. No pierdas más tiempo esperando algo que no va a suceder.

Y recuerda: no todo lo que se va es una pérdida. Lo más valiente que puedes hacer es soltar lo que nunca fue y empezar a escribirte una historia donde tú seas el centro, no un paréntesis.

Tu corazón merece algo real.
Los casi algo enseñan, sí…
pero no son lugar para quedarse.

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